jueves, 1 de diciembre de 2011

Amor de un vampiro cristiano.

Amor de un vampiro cristiano,
ese que volaba entre los labios
de los horizontes en forma de cruz,
no temía al infierno
solo quedaba tentado 
por su propia imaginación,
esos mordiscos que ardían en el alma
que llevaban su firma en los aires,
que llegaban a la flor sanguínea
esa que le daba el licor
de la eternidad
entre un mundo espiritual
que llegaba a saber ver
que el final no perdía
su suerte
era un vampiro cristiano
ese que volaba desde cada lugar
para abrir las alas
y asegurar la profundidad
que llegaba al compartir
sus alas
para ponerla con clavos
y saber que su sangre emanaba
desde su profundidad
allí donde las noches eran cárceles
pero también donde su vista
era su libertad
allí donde cada lugar
tenía su lado de luz
y de piedad
allí donde las palabras
eran la yema del color
esa eternidad
que calculaba
su versión
para profundizar en el licor
en la mejilla de su color
allí donde estaba el veredicto
sobre su juicio final
ese que lo llevaría a las puertas del mundo
de los cielos
pero dónde todo parecían brasas
allí llego la luz del alba
caminando por cada lugar
para llegar al momento
en un tiempo
que conocía a su nombre
a su cuerpo
allí donde la noche era
lo que cambiaba el compás
porque desde sus pestañas
componía el licor que emborrachaba a las montañas
donde el olimpo era cosa del cielo
dónde sus alas
abrían sus labios
para llegar al espejo del alma
y en dónde solo tuvo que salir
volando para despegar
en la mirada
de dónde solo
los elegidos
pueden ser como
un vampiro cristiano.

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