jueves, 1 de diciembre de 2011

amor de vampiro






Este amor vampiro esta dejandome loco
Ella no se apiada de mi corazon
Llega despacito a la media noche
Me ama me muerde en el cuello con tanta pasion

Enamorado me quedo pensando
Si ella es real o si solo estoy soñando
Y asi de esta forma mi amor siempre crece
Ella solo sabe de mi, solo sabe de mi
Después de que el día comienza

Amor vampiro
Me deja en el cuello un dulce veneno
Me deja durmiendo
Y cuando despierto la sigo queriendo

rosas negras

Rosas negras los rodean
solo la luna a lo lejos observa
como el fuego quema sus entrañas
como las caricias los matan
como sus besos se abrazan
como sus manos que con dulzura se amarran

bebiendo del elixir

                                             Ocultándose en un oscuro sendero
donde no se sienten los rayos del sol
sintiendo eternamente su placentero dolor
bebiendo del elixir que hace de los dos ,un solo pecador

mordidas que rasgan la piel

Como espinas que rasgan su piel
fuego ardiente que roza su ser
haciendo llegar a un demonio a las puertas del Edén
haciendo florecer deseos, como el paraíso que es imposible de ver
olvidando todo tipo de temor 
abrigando su frio cuerpo con la calidez del amor
 

Amor de un vampiro cristiano.

Amor de un vampiro cristiano,
ese que volaba entre los labios
de los horizontes en forma de cruz,
no temía al infierno
solo quedaba tentado 
por su propia imaginación,
esos mordiscos que ardían en el alma
que llevaban su firma en los aires,
que llegaban a la flor sanguínea
esa que le daba el licor
de la eternidad
entre un mundo espiritual
que llegaba a saber ver
que el final no perdía
su suerte
era un vampiro cristiano
ese que volaba desde cada lugar
para abrir las alas
y asegurar la profundidad
que llegaba al compartir
sus alas
para ponerla con clavos
y saber que su sangre emanaba
desde su profundidad
allí donde las noches eran cárceles
pero también donde su vista
era su libertad
allí donde cada lugar
tenía su lado de luz
y de piedad
allí donde las palabras
eran la yema del color
esa eternidad
que calculaba
su versión
para profundizar en el licor
en la mejilla de su color
allí donde estaba el veredicto
sobre su juicio final
ese que lo llevaría a las puertas del mundo
de los cielos
pero dónde todo parecían brasas
allí llego la luz del alba
caminando por cada lugar
para llegar al momento
en un tiempo
que conocía a su nombre
a su cuerpo
allí donde la noche era
lo que cambiaba el compás
porque desde sus pestañas
componía el licor que emborrachaba a las montañas
donde el olimpo era cosa del cielo
dónde sus alas
abrían sus labios
para llegar al espejo del alma
y en dónde solo tuvo que salir
volando para despegar
en la mirada
de dónde solo
los elegidos
pueden ser como
un vampiro cristiano.

el amor sincero es de los vampiros

En la profundidad de sus almas
se oirán voces
En lo vacio de su corazón
se alojará su amor
En lo seco de sus labios
con sangre se marcarán los besos
En la frialdad de su pálida piel
quemarán con caricias.

el lamento del vampiro



Ayúdame a encontrar mi propio camino 
en el claro de luna. 
estoy tan desamparado y solitario 
como nunca lo has imaginado... 
si tu no puedes ver a través de la oscuridad 
mis aullidos te recordarán 
que yo permanezco; 
un prisionero de la sangre, 
un frío amante de la tumba, 
una criatura del silencio. 
déjame alcanzar el camino 
directo a tus venas... 
sé mi igual... 
noche en noche 
desde hoy hasta la eternidad, 
hasta que la muerte... 
nos una... 


Se cuenta de la primera mujer de Adán, Lilith,
(la hechicera a quien amó antes de recibir el regalo de Eva)
que su lengua engañaba antes que la de la serpiente
y su pelo embrujado fue el oro primigenio.

Inmóvil permanece; joven, mientras el mundo se hace viejo;
y, delicadamente contemplativa de sí misma,
hace que los hombres contemplen la red brillante que teje,
hasta que corazón y cuerpo y vida en ella quedan presos.

La rosa y la amapola son sus flores, pues ¿dónde
podremos encontrar, oh Lilith, aquél a quien no engañen
tus fragancias, tu sutil beso y tus sueños tan dulces?

Ah, en el mismo instante en que ardieron los ojos del joven en los tuyos,
tu embrujo lo penetró, quebró su altivo cuello
y retorció su corazón con uno solo de tus cabellos de oro.